En un convento, borombombom,
de caballito, borombombom,
había una negra, borombombom,
con tres negritos, borombombom,
Cuando la negra, borombombom,
cebaba mate, borombombom,
los tres negritos, borombombom,
hacían bollitos, borombombom.
El único tirano que acepto en este mundo, es la suave voz interior de mi conciencia.
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