Muy placentero encontrarlos. Ejemplos de los que he conocido:
Chofer de bus: impecable en su vestir, parco al hablar, tono de voz agradable, atento al interior del bus, mirada directa y sana, sonrisa justa. Un raro ejemplar de la especie ja ja ja ...
Para destacar: si se lo observa con más detenimiento, se puede advertir que va cantando o silbando, pero sin mover los labios, muy gracioso ver que lleva el ritmo con la cabeza y los dedos de la mano sobre la palanca de cambios; tiene música en la cabeza!!!!
Cocineras: Las de mi colegio. Extremistas en todo: repasadores, delantales y cofias, resplandecientemente blancos.
La vajilla (todo aluminio) tan brillante, que se descree. Soy ama de casa y conozco de estas cosas. Las ollas son inmensas. El traste para limpiar por dentro y por fuera es enorme, pero todo brilla, día tras día ... Una de ellas sostiene que no hay "puloil" que valga, que no existe nada como la arena para lo grueso y la ceniza para lo fino y así la verán en el patio.
Para filmarlas cuando hacen el repulgue de las empanadas; sin dejar de charlar y mirando para todos lados, mueven los dedos y van saliendo unas preciosuras empanadiles (dulces así, saladas asó).
Si bien van rotando, llega una se va la otra, siempre se mantiene el espíritu del "aquí se trabaja así".
Admirables.
El odontólogo: Sólo lo traté dos meses, lo que demoró en mi boca.
Admirable su profesionalidad. Desde escuchar al paciente sin apuros ni interrupciones de ningún tipo, sonreír lo justo y necesario, usar lenguaje técnico (con su traducción) usando las láminas que tiene expuestas y hasta un libro que trajo, ejemplificando, tranquilizando, describiendo el tratamiento completo, con los dolores y molestias que iba a sentir, con los posibles problemas posteriores, hasta bromear al despedirme, con un ingenio admirable ...
Pulcro, de movimientos algo bruscos, quizás por su masa muscular de 1,90 metros y quién sabe cuántos kgs. (un rugbier).
Cumplió con lo dicho el primer día en cuanto a la duración del tratamiento. Nada lo desvió del camino que se trazó el al comienzo. Y eso que viene a mi pueblo sólo los lunes y miércoles!
Me causó sorpresa que me pidiera tiempo para pensar, en mi primera cita luego de escucharme y revisarme (o sea que me quedara callada).
Se dedicó a estudiar mi caso, libreta en mano, hacer las cuentas para darme el importe total que debía abonar y planificó las tareas que me iba a realizar día por día, con un margen de error que no se dio, porque cumplió con todo.
Gracias a la vida que me tocó esta joya, ¡odio ese sillón torturador!!
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