Nuevo caso de los detectives Cato y Marian. Intrincado, con un desenlace no satisfactorio para mi gusto.
La detective sufre de desorden postraumático. Nunca explica lo que le pasó, pero es del libro anterior.
Marian me contagió su paranoia y acabé con náuseas y lucecitas bailando en mi retina.
Me quedaron cabos sueltos y jamás entendí la imagen de la portada.
Fue entretenido.
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