Hermoso el formato del libro, grande, papel rústico, ilustración bellísima en la tapa.
La historia la cuenta un niño de siete añitos. Si bien es muy larga, es un placer seguir la mente infantil en su devenir por el mundo de la granja, rodeado de adultos con todas sus miserias.
Es un libro para leer en la cama, antes de dormir, porque es plácido y tierno.
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