“He aquí
algo que aprendí en 1922: siempre hay cosas peores acechando. Crees que has
presenciado la escena más terrible, la que fusiona todas tus pesadillas en un
horror demencial que existe en la realidad, y el único consuelo es que nada
puede haber peor. Que incluso si te equivocas, tu mente se quebrará ante su
visión, y no sabrás nada más. Sin embargo siempre hay un mal peor, tu mente
mantiene la entereza, y de algún modo continúas adelante. Quizá comprendas que,
para ti, toda la dicha se ha evaporado del mundo, que tus actos han situado
todo cuanto anhelabas conseguir fuera de tu alcance, quizá desees ser tú quien
estuviera muerto, pero continúas adelante. Te das cuenta de que te hallas en un
infierno de tu propia creación, pero sin embargo continúas adelante. Porque no
queda otra cosa que puedas hacer.”
“ Creo
que, si me arrodillara, Dios me castigaría con la muerte.
—Si es que hay un Dios —maticé.
—Espero que no. Uno se siente más solo, pero
espero que no haya ninguno. Imagino que todos los asesinos tienen esa
esperanza. Porque si no existe el Cielo, tampoco existe el Infierno.”
“Si Dios nos recompensa en la Tierra por las buenas acciones
(el Antiguo Testamento así lo sugiere, y ciertamente los puritanos creían en
ello), entonces quizá Satán nos recompensa por los actos malvados.”
“Un bebé las hace sabias en formas que los hombres no
entienden.”
“Suponer a la ligera hace asno a cualquiera.”
“Con un cáncer agresivo, la quimio no va destinada al
paciente. No es más que una agonía que el paciente paga como recargo, así
cuando muera, los médicos y los parientes podrán abrazarse unos a otros frente
al ataúd y decir «Hicimos lo que pudimos».”
“Suponía que, incluso en el infierno, la gente obtenía un
ocasional sorbo de agua, aunque su único propósito fuera apreciar en toda su
extensión el horror de la sed no satisfecha cuando volviera a aparecer.”
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