Un joven novicio
llega al monasterio…
La tarea que se le
asigna es la de ayudar a los otros monjes a transcribir los antiguos cánones
y reglas de la
Iglesia.
Se sorprende de que
esos monjes efectúen su labor a partir de copias y no de los manuscritos
originales.
Va a ver al padre
abad, le explica que si alguien hubiese cometido un pequeño error en la primera
copia,
ese error se
propagaría a todas las copias posteriores y de generación en generación.
El padre abad le
responde:
- Hace siglos que
procedemos así, y copiamos a partir de la copia precedente, pero tu
puntualización es buena, hijo.
A la mañana
siguiente, el padre abad desciende a las profundidades del sótano del
monasterio; una caverna donde están preciosamente conservados los manuscritos y
pergaminos originales.
Donde hace siglos
que nadie ha puesto los pies ni abierto los cofres que los contienen.
Se pasa allí la
mañana entera, después la tarde, después la noche, sin dar señales de vida.
Las horas pasan y
la preocupación crece hasta el punto en que el joven novicio se decide a ir a
ver qué es lo que pasa.
Baja y encuentra al
padre abad completamente ido, las vestiduras desgarradas, la frente
ensangrentada y
golpeándose sin
parar la cabeza contra los venerables muros.
El joven monje se
precipita sobre él y le pregunta:
-Padre abad, ¿qué
le sucede?
!!!!CARIDAD!!!!...¡¡¡¡CARIDAD!!!!...
¡¡¡Eran votos de
"CARIDAD" los que teníamos que hacer... no de "CASTIDAD".
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